El Real Madrid se paseó media hora para pasaportar al Eibar con tres goles y siguió paseándose una hora más en la que se quedó dormido de pie. Los de Zidane perpetraron un segundo tiempo sin toque ni ritmo, lo normal después de tres meses de confinamiento. Kroos abrió el camino del triunfo blanco, rubricado por los tantos de Sergio Ramos y Marcelo. Los eibarreses hicieron su gol en una segunda mitad en la que Courtois fue el mejor de los blancos.
«Decíamos ayer»… La frase apócrifa de Fray Luis de León –al que Pedro Sánchez confundió en su libro con San Juan de la Cruz– en su regreso a la Universidad de Salamanca tras varios años perseguido por la Inquisición viene al pelo para lo que les vengo a contar tres meses después: un partido del Real Madrid. Los más agoreros del lugar pensaron que el coronavirus acabaría con el fútbol, pero el fútbol es como el rostro de Grande Marlaska: duro y lo aguanta todo, aunque debamos conformarnos de momento con este sucedáneo… de fútbol, no de ministro.
Para no perder viejas costumbres Zidane se guardaba una sorpresa en la alineación. Y no me refiero a la titularidad de Hazard, más cantada que el Asturias, patria querida sino a Rodrygo. El brasileño había sido un jugador más de relleno que de importancia en los últimos meses antes del parón y, de repente, por obra y gracia de Zizou y sus cosas, se colaba en el once del Real Madrid.
Del resto Zidane tiraba de todos y cada uno de los integrantes de la vieja guardia. De los diez jugadores de campo de la final de Cardiff 2017 repetían ocho. Courtois, para bien del Real Madrid, era el portero y no Keylor, pero la defensa y el centro del campo eran exactos al equipo que bailó a la Juve: Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos y Modric. Y hubiera sido aún más calcado si Zizou no hubiera dejado en el banquillo a Isco, igual que a los Bale, Valverde, Mendy, Vinicius… jugadores que tendrán su oportunidad en partidos venideros.
Era una sensación extraña ver al Real Madrid en el Di Stéfano. No sé, como si los Rolling actuaran en Tomelloso para amenizar uno de sus populares botellones. Pero desde luego el estadio estandarte de Valdebebas había quedado bastante bien tuneado, por no hablar de un césped impecable que ya quisieran para sí todos los equipos de Primera.
Kroos por la vía rápida
Los de Zidane arrancaron con prisa por resolver el partido por la vía rápida. Menos de tres minutos tardó el Real Madrid en perforar la portería de Dimitrovic. Lo hizo Toni Kroos con un gol a un toque con ese pie que es un palo de golf, un tanto marca de la casa, después de una buena maniobra de Benzema escorado en la parte izquierda del área. Revisó el VAR la posición del francés en el inicio de la jugada y dio el visto bueno.
El Eibar acusó el gol tempranero y se vio obligado a estirarse como quien se levanta de una siesta en el sofá. No se inmutó el Real Madrid, que empezó a jugar al trantrán y con el viento a favor del 1-0. Replegaron los de Zidane y se dedicaron a atacar a los armeros al espacio. Los de Mendilibar se hicieron con la pelota pero sin asomarse siquiera al área de Courtois.
Transcurrían los minutos sin rastro de las áreas. Quien esto escribe se entretenía contando los muñequitos virtuales que la Liga había colocado como público de pacotilla. El Real Madrid se recreaba demasiado con la pelota. Le faltaba vértigo con el balón y un punto de agresividad sin él. Pero entonces apareció Sergio Ramos, un central con alma de 9 para guisar y comerse el segundo gol.
El capitán recuperó el balón en campo propio, arrancó el contragolpe y se apoyó en Benzema. Ramos continuó su esprint con la portería del Eibar en su cabeza mientras Karim abría para Hazard emboscado en la derecha. A un toque el belga vio a Sergio y Ramos rubricó el segundo.
Un central con alma de delantero
Sin alardes ni pisar el acelerador el Real Madrid tenía el partido más que encarrilado en media hora. Y sentenciado en el 36 cuando de nuevo Benzema cayó a una banda para asistir a Hazard, que se plantó ante Dimitrovic. El meta del Eibar rechazó el tiro del belga, pero toda su defensa sesteó en el rechace, que acabó en la zurda de Marcelo que es tan letal en el área rival con en la propia. 3-0 y colorín colorado, este partido se ha acabado.
Tras el descanso Zidane hizo uso del primero de sus cinco cambios para probar a Mendy de lateral derecho y, de paso, dar descanso a un Carvajal que no tiene recambio en la plantilla. Nada más iniciarse la segunda mitad apareció en plano Courtois para meter una buena mano abajo. Y luego otro par más antes de la hora de partido. Volvía a sestear el Real Madrid y le sujetaba su enorme portero.
Tanto llevó el Eibar el cántaro a la meta de Courtois que en el 59 marcó. Fue un gol de doble rebote que finalmente tocó en la espalda de Bigas y despistó al meta del Real Madrid. Revisó el VAR y concedió por bueno el tanto. Zidane realizó entonces tres cambios de una tacada: Bale, Vinicius y Militao por Hazard, Rodrygo y Sergio Ramos.
Sestea el Madrid
El Real Madrid había perdido el dominio del partido si es que alguna vez llegó a tenerlo. El Eibar se lo creía y cercaba la meta de Courtois ante la estupefacción de Zidane. Quizá mantener intacto al trío Casemiro-Kroos-Modric estaba afectando al equipo blanco en la sala de máquinas. Zizou, que igual me leyó el pensamiento, puso a calentar a Fede Valverde.
La buena noticia para el Real Madrid era que estábamos en el minuto 77. Por si acaso Zidane metió a Valverde en el 81. El partido se fue muriendo y el Eibar no le quedaba fuelle para un milagro imposible. Al final, los de Zidane resolvieron un trámite de partido que habían ganado en la primera media hora y que se dedicaron a dejar pasar el tiempo desde entonces. Aunque para tres meses sin jugar tampoco seremos muy exigentes.